martes, 8 de noviembre de 2011

En camino a la santidad

Vivir en santidad significa estar apartado para Dios. Es decir, apartado del pecado y dedicado al servicio de Dios guiados por su Palabra, la Biblia. Santo es todo aquel que ha recibido a Cristo como su Salvador y vive para Él, aunque no sea perfecto. En el Antiguo Testamento Dios instruyó a Moisés para que preparara un aceite especial para la unción de todos los utensilios que habrían de utilizarse en el Tabernáculo y también para ungir a los sacerdotes que ministrarían en el mismo. Esa unción separaría esos instrumentos y a las personas para el exclusivo uso en los rituales del templo. Ese proceso de unción y separación es lo que se conoce como santificación.

Cuando una persona recibe el sacrificio de Cristo, el Espíritu Santo viene a morar en su vida y lo unge y separa del mundo y del pecado para ser usado por Dios. Lógicamente, eso es un proceso que está guidado por Dios y que no es el mismo con cada persona que se convierte. El mismo Espíritu va trabajando y lo va limpiando de todo lo que hay en su vida que a Dios no le agrada. Éste es un proceso cooperativo, mientras más nos rendimos a la guianza del Espíritu más fácil se hace y más grande es el progreso. Depende de cuánto nos sometemos a las disciplinas de Dios: lectura diaria de la Biblia, oración y ayuno, diezmo y ofrenda, el congregarnos para ser enseñados con aquellos que buscan al Señor igual que nosotros.

Como escribí en el artículo anterior el arrepentimiento nos lleva a un cambio de vida. En otras palabras si ya naciste de nuevo ahora tu vida va a ser regida por lo que dice Dios en su Palabra. Tal vez eso implique cambiar las amistades, los lugares que frecuentas, las actitudes que tienes hacia tu familia y demás personas, cambiar costumbres, conductas y maneras de pensar que son contrarias al nuevo Reino a donde has sido trasladado. Colosenses 1:13 El arrepentimiento es una de las enseñanzas básicas de Jesús que forman parte del fundamento de la vida de un cristiano que se practica por toda la vida.

Es importante recalcar que los cambios de los que hablo no los hacemos por nuestro esfuerzo, sino que es algo que va ocurriendo como una obra del Espíritu en nosotros. Algunas veces notarás el cambio, pero muchas veces no te darás cuenta; serán otras personas las que los notan y te lo harán saber.

Tal vez en algún momento has sentido que necesitas un cambio, volver a empezar, dejar el pasado atrás. Tal vez sea el momento de acercarte a Dios y pedirle que te indique el camino a seguir y Él lo hará. Te invito a que lo hagas.

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criaturan es:
las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas."

2 Cor. 5:17

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