miércoles, 16 de noviembre de 2011

Los beneficios del Reino

Así como un pasaporte te identifica con tu país de nacimiento y te abre las puertas para salir y visitar otros países sin inconvenientes, así también tener a Jesús en tu vida te hacer ser ciudadano del Reino de Dios y te da el poder de ser llamado hijo de Dios y de disfrutar de privilegios que otros no tienen.

Ver el reino y entrar al Reino son dos cosas distintas. Ver significa entender, mientras que entrar al reino significa participar y disfrutar de los beneficios del reino que vas conociendo a lo largo de tu proceso de santificación. Como dijo Jesús, tienes que nacer de nuevo para ver y entrar en el reino. Cuando uno se convierte, o acepta lo que Jesús hizo en la Cruz del Calvario comienza un proceso de conocimiento y comprensión. A través de la lectura de la Biblia y la obediencia a las enseñanzas de la Palabra, comienzas a entender lo que significa ser ciudadano del Reino. Es a través de la Biblia donde Dios comienza a hablar contigo y a darse a conocer a ti; a establecerse una relación de amistad que va creciendo a través del tiempo mientras vas madurando espiritualmente. Ya no conoces a Dios por lo que te dice otro, sino que ya tienes un conocimiento propio por tus propias experiencias con Él. Es algo maravilloso cuando Dios te habla una palabra exacta que te da dirección, que contesta dudas e inquietudes, que te da sabiduría y te ayuda a tomar decisiones difíciles, que te anima cuando estás decaído.

Este es el primer beneficio de entrar al Reino, el poder tener acceso directo al Padre por medio de la sangre de Cristo y con la ayuda del Espíritu Santo (Heb. 10:19,20). Tener derecho de hablar con Él tú solo; de exponerle tus pensamientos más profundos con sinceridad, sin miedo a ser juzgado porque ya has sido justificado delante de Él por Jesús. No hay nada que no puedas preguntar, inquirir, aclarar frente a frente con Él. No tienes que ir a un templo, tu cuerpo no tiene que estar en alguna posición particular, no tienes que tener una vestimenta especial para acercártele, no tienes ni que hablar porque Él te escucha donde sea y como sea, aun tus pensamientos. Y sobre todas las cosas, puedes contar con el amor INCONDICIONAL de un Padre, siempre. Porque Él es fiel aunque nosotros seamos infieles. ¿Qué puede ser mejor que esto?

En Cristo Jesús el Padre se acerca a cada ser humano, sin importar su condición y le hace un llamado. Un llamado a establecer una relación de intimidad con Él.

"Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo,
no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, ..."
2 Cor. 5:19a

martes, 8 de noviembre de 2011

En camino a la santidad

Vivir en santidad significa estar apartado para Dios. Es decir, apartado del pecado y dedicado al servicio de Dios guiados por su Palabra, la Biblia. Santo es todo aquel que ha recibido a Cristo como su Salvador y vive para Él, aunque no sea perfecto. En el Antiguo Testamento Dios instruyó a Moisés para que preparara un aceite especial para la unción de todos los utensilios que habrían de utilizarse en el Tabernáculo y también para ungir a los sacerdotes que ministrarían en el mismo. Esa unción separaría esos instrumentos y a las personas para el exclusivo uso en los rituales del templo. Ese proceso de unción y separación es lo que se conoce como santificación.

Cuando una persona recibe el sacrificio de Cristo, el Espíritu Santo viene a morar en su vida y lo unge y separa del mundo y del pecado para ser usado por Dios. Lógicamente, eso es un proceso que está guidado por Dios y que no es el mismo con cada persona que se convierte. El mismo Espíritu va trabajando y lo va limpiando de todo lo que hay en su vida que a Dios no le agrada. Éste es un proceso cooperativo, mientras más nos rendimos a la guianza del Espíritu más fácil se hace y más grande es el progreso. Depende de cuánto nos sometemos a las disciplinas de Dios: lectura diaria de la Biblia, oración y ayuno, diezmo y ofrenda, el congregarnos para ser enseñados con aquellos que buscan al Señor igual que nosotros.

Como escribí en el artículo anterior el arrepentimiento nos lleva a un cambio de vida. En otras palabras si ya naciste de nuevo ahora tu vida va a ser regida por lo que dice Dios en su Palabra. Tal vez eso implique cambiar las amistades, los lugares que frecuentas, las actitudes que tienes hacia tu familia y demás personas, cambiar costumbres, conductas y maneras de pensar que son contrarias al nuevo Reino a donde has sido trasladado. Colosenses 1:13 El arrepentimiento es una de las enseñanzas básicas de Jesús que forman parte del fundamento de la vida de un cristiano que se practica por toda la vida.

Es importante recalcar que los cambios de los que hablo no los hacemos por nuestro esfuerzo, sino que es algo que va ocurriendo como una obra del Espíritu en nosotros. Algunas veces notarás el cambio, pero muchas veces no te darás cuenta; serán otras personas las que los notan y te lo harán saber.

Tal vez en algún momento has sentido que necesitas un cambio, volver a empezar, dejar el pasado atrás. Tal vez sea el momento de acercarte a Dios y pedirle que te indique el camino a seguir y Él lo hará. Te invito a que lo hagas.

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criaturan es:
las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas."

2 Cor. 5:17

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Bienvenidos al Reino

Cuando leemos los Evangelios encontramos que cuando Jesús comenzó su ministerio público predicó: "¡Arrepentíos porque el Reino de los cielos se ha acercado!". Curiosamente Juan el Bautista que fue a quien Dios le había encomendado prepararle el camino al Señor también predicó el mismo mensaje y después de la muerte y resurrección de Nuestro Señor, sus discípulos, hicieron lo mismo.

Un reino es un sistema de gobierno donde un rey rige sobre súbditos que están sujetos a él. El reino tiene leyes y reglamentos que guían la vida y conducta de sus constituyentes. Un rey tiene autoridad, control y dominio de su territorio, así que cuando Jesús y sus discípulos predicaban el reino, estaban haciendo un llamado para que las personas vengan a vivir bajo la autoridad de Dios. Ver y entrar en el reino de Dios es ponerte bajo la cobertura, el cuidado y la protección de Dios.

En una ocasión Jesús le enseñó a un hombre religioso de su tiempo que es necesario nacer de nuevo para ver (entender) y entrar (participar) en el reino de Dios. Si lees el pasaje Juan 3:14-16 encontrarás que Jesús le explica a Nicodemo que para poder nacer de nuevo, es necesario creer en y recibir el sacrificio que hizo Jesús en la Cruz del Calvario. Este es el único medio establecido por Dios para que puedas entablar una relación con Él.

Esa experiencia de nacer de nuevo tiene un requisito: el arrepentimiento. El arrepentimiento significa un cambio de manera de pensar. Implica reconocer delante de Dios que eres pecador y que necesitas un salvador. El arrepentimiento es un tomar conciencia de la condición que tenemos ante Dios, lamentarse, sentir pena y tomar una decisión de cambiar. Conlleva un cambio de actitud y de posición con relación a Dios y al pecado. Es darle la espalda al pecado y colocarte de frente a Dios. Esta obra la puede hacer solamente el Espíritu Santo. Así que pídele al Espíritu que te redarguya y te haga entender que necesitas un salvador y Él lo hará.

"Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad.
Dije:«Confesaré mis rebeliones a Jehová»,
y tú perdonaste la maldad de mi pecado." Salmo 32:5